Lula ponebomba
Hoy vino Lula a la oficina. Sí. El mismísimo Luisito Da Silva.
Vino con un manual de bricolaje que rezaba "arme una bomba usted mismo".
Llegó a la oficina y comenzó a medirla con pasos de un metro de largo, y dibujando en un planito.
De su bolsillo trasero asomaba una mecha encendida.
Al principio pensamos que buscaba la equis que marca el sitio donde se ha enterrado el tesoro, pero visto que estamos en un sexto piso y considerando la literatura con la que vino, descubrimos su plan secreto: camuflarse por el absurdo.
Lo logró. Se retiró sin que nadie le pidiera credencial alguna u objetara su peculiar proceder.
Si no ven más artículos en este cuaderno digital de bitácora, ya saben.
Vino con un manual de bricolaje que rezaba "arme una bomba usted mismo".
Llegó a la oficina y comenzó a medirla con pasos de un metro de largo, y dibujando en un planito.
De su bolsillo trasero asomaba una mecha encendida.
Al principio pensamos que buscaba la equis que marca el sitio donde se ha enterrado el tesoro, pero visto que estamos en un sexto piso y considerando la literatura con la que vino, descubrimos su plan secreto: camuflarse por el absurdo.
Lo logró. Se retiró sin que nadie le pidiera credencial alguna u objetara su peculiar proceder.
Si no ven más artículos en este cuaderno digital de bitácora, ya saben.